miércoles, 4 de enero de 2012

La cita


Hace algunos años, tuve una cita, me nació invitar a un bar a una amiga, ¿Por qué?, pregúnteme yo,  pues por que es muy simpática y tienen un aire de sensualidad que me prende, total, que nos ponemos de acuerdo y nos vemos….


La susodicha llego a la cita pactada, no muy elegante, pero tampoco con todas las fachas, no me daba vergüenza que me vieran con ella, lo primero que note fue que tenia un juguete para niño en la mano, ¡osea!, (de esos juguete pobretones, tipo sonaja),  ha órale, pensé yo,  empezamos a platicar y todo trascurrió con toda normalidad, pero tengo que admitir que mi menor virtud es la paciencia, pues que me impaciento, allí es donde me pongo como un patán, ¿La cuenta? Si mitad y mitad, ¿La propina? ¡ Ash!
Y así, viéndole las nalgas a diestra y siniestra, me la pase muy bien, ese día.

PD Me hubiera gustado un fajesillo, pero no, no se dio, andaba de un buen comportamiento que me sucede muy a menudo, desde que fui a ese estupido retiro espiritual. (Una de las mejores cosas que me han pasado)

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